1 de enero de 2015

Un regalo muy provocador para el 2015: Últimos días en el infierno -A las puertas del cielo-



Últimos días en el infierno 
-La puerta de entrada al cielo-

 


Salir del deseo y entrar en el AMOR, tu decides...

 
  Desde el medio no dependiente Queda la Palabra queremos regalarte un escrito para reflexionar al inicio de este 2015. Este año será tan especial por la sustitución del viejo paradigma individual de posesión con el nuevo paradigma colectivo de compartir que guiará al Pueblo Libre. Se comenzará a hacer evidente todo lo oculto, veremos cómo al mismo tiempo que cae el antiguo paradigma de la posesión individual surge el nuevo paradigma del compartir colectivo.

  La corrupción, la falsedad y la hipocresía se harán visible ante todos. Cada cual tendrá que elegir conscientemente, porque la inconsciencia ya no servirá de justificación. Todas las instituciones van a caer progresivamente como "castillos de naipes", aunque antes tratarán de mantenerlas con hipócritas reformas. Vamos a presenciar simultáneamente lo peor del "infierno" y lo mejor del "paraíso". Este cambio depende de cada uno al decidir no seguir los deseos de posesión individual que son los que anulan al Amor (la empatía, lo horizontal, lo colectivo...)

  Este texto que te regalamos está copiado debajo. Es un texto escrito por una compañera que resume metafóricamente una enseñanza muy importante que hemos aprendido de forma colectiva en los últimos años. Trata sobre el deseo, que es un estado de pensamiento (miedo - cierre - posesión) como opuesto al Amor, que es un estado de sentimiento (libertad - apertura - empatía). Simbólicamente el deseo es lo mismo que estar en "el infierno" entendido como pensamientos que generan sufrimiento continuo y el Amor es lo mismo que estar en "el cielo" entendido como sentimientos que producen tranquilidad mantenida que es la única felicidad real, coherente y permanente.
 

 
Jesús,
miembro del Pueblo Libre


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Últimos días en el infierno 
-La puerta de entrada al cielo-

 


Salir del deseo y entrar en el AMOR, tu decides...


  La veo. Nítidamente. He llegado al final del camino. Miro hacia atrás y miro adelante. Una y diez mil veces y estoy segura de lo que siento, segura de lo que digo, que la puerta del cielo está ante mis ojos y el infierno, en el que estoy, está también ante mis ojos.


  Estoy triste, ha llegado un momento en que tener esperanzas no me sirve para nada pues lo que deseo no llega; es más, al fin y al cabo es impermanente. Si lo que deseo llegara, al breve tiempo se volvería a marchar porque busco lo permanente en el mundo de lo cambiante. Como escribí hace tiempo “querer atrapar el amor es como querer atrapar humo entre los dedos”. Cuanto más quiero atraparlo más lo pierdo. He renunciado a todo por tener el amor pasional, lo he vendido todo, el dinero, el tiempo, mis gustos, el sueño, la dignidad, la rabia, la hipocresía, el miedo. A todo he renunciado menos a una cosa: EL DESEO. El deseo es lo que me hace sufrir, llorar, desear más.

  A todo he renunciado menos a una cosa: EL DESEO. Yo soy el deseo. Yo soy MARA, yo soy SATANÁS. Deseo, Mara, Satanás y yo somos el mismo ser.

  Yo soy Mara y por eso estoy en el infierno. Mara, es decir yo, me he encontrado con las dos pruebas que en el infierno no se pueden superar: La prueba de la superación del tiempo y la prueba de la superación de la impermanencia. Si esto se pudiera superar en el infierno conseguiría mis objetivos, pero es imposible: Mara, que soy yo, pertenece a la materia y por eso estoy sometida a las leyes de la impermanencia y el tiempo. Los seres vivos e inertes con los que me relaciono también pertenecen a las leyes de la impermanencia y el tiempo. Por tanto, moriría antes de conseguir mis objetivos en el infierno. De hecho, en 38 años no los conseguí, sigo deseando, aunque a decir verdad, tuve algunos minutos de cielo, algunos minutos en los que la vida me regaló todo lo que deseaba en ese preciso momento, pero ese momento se esfumó... llegó el momento siguiente y volví a desear...

  Estoy cansada, estoy vieja, estoy acabada. Esta lucha de buscar, encontrar, tratar de mantener y perder me tiene cansada. A veces DESEO morir, que ni un día más tenga yo que vivir esta tortura de desear. Después recobro las esperanzas y vuelvo a creer en mí, en mis posibilidades, estudio mis errores... pero vuelvo a caer en ellos como un payaso torpe, inútil. Cuando tengo energía siempre deseo, cuando no tengo energía el deseo me puede.

  Deseando el cielo, llegué a su puerta. Encontré lo que buscaba, pero al parecer, para conseguir estar en él existe una condición ineludible, dejar el Deseo. Por eso estoy aquí, ante su puerta sentada. En realidad tengo miedo de no ser yo. En realidad quizás yo, Mara, me esté aferrando fuertemente a mí misma porque es lo único que conozco. Quizás sólo pase eso. Pero al fin y al cabo, debido a tantas caídas y recaídas, ya tengo muy claro que ese no era el camino, aunque lo fue para otras cosas, pero para lo que busco no es el camino, pues el Amor es lo contrario del deseo, el Amor no se puede poseer, sólo se puede dar y recibir. Es energía, o vibración, o estado, da igual. El Deseo también es energía, vibración o estado. Si estoy en Deseo porque Deseo, no puedo estar en Amor pues estoy en Deseo. Si estoy en Amor, dando y recibiendo Amor que es lo único que yo puedo hacer, en ese estado es imposible que pueda estar en Deseo.
  Si llegué a esta puerta vendiéndolo todo por lo que más Deseo que es el Amor y me he dado cuenta que no lo puedo desear ni poseer porque entonces lo pierdo otra vez, quizás sea bueno traspasar la puerta vendiendo lo último que me queda, el Deseo, para simplemente estar en Amor. Después de probar esto, sabré si estar en Amor es estar en el Cielo.

  Por tanto, querido Mara, querido Deseo, querido Satanás, querida Lucia, querido yo o como quieras llamarte. Te vendo. Te tiro. Te desecho. No me sirves. No me ofreces nada. Eres pura mentira. Ya no creo en ti. Vendo la ataduras que tengo a la permanencia y el tiempo. Lo vendo todo porque estoy cansada y casi muerta, y no quiero morir sin haber conseguido mi objetivo.

  Me voy al umbral de la puerta del cielo. Nunca renuncié al Amor pero no lo viví de forma permanente. Ahora sí puedo vivirlo permanentemente, como viví el Deseo. Por tanto Soy Amor. Desde aquí puedo mirar perfectamente el infierno... pero ya no estoy en él.

  Continuará...
 
 
Autor: Los Nadies

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